martes, 14 de diciembre de 2021

Entrada 1 o presentación (?)

Creo que los formalismos son lo más importante, o lo menos, después de todo puedo ser un sujeto muy diferente y lo único que sabrías es como me autopercibo, como en la antigüedad solía ser en los foros de internet ¡Ah que buenos y bellos tiempos!
Si bien comencé esta vida hace ya 25 maravillosos años, no podría decir que he vivido 25 años, vagamente recuerdo el preescolar, ni se diga de algo referente a mi cuidado en casa, o más bien en las guarderías del gobierno, ustedes saben, una historia más de un bebé nacido en clase baja que cree que es clase media por tener internet. Ya que no recuerdo estas etapas bien podría decir que empecé a vivir a la tierna edad de los 7 años, recuerdo haber jugado tazos en el kinder, alguno que otro párvulo compañerito mío, como el pendejo de Ricardo, chamaco chamagoso y con corte de caserola, muy parecido a Rafa Gorgory (Wingun para los gringos) que un día nada más por sus tiernos y aún no descendidos testículos, alzó su puño, lo cerró y, como todos lo esperan, me dió un izquierdazo que me sacó un diente, afortunadamente de leche, y que aún, después de tantos años guardo en mis pensamientos con rencor.
Hablando de golpes de la vida y, mientras escucho hiphop antiguo sigamos fluyendo con esta línea temporal. La secundaria no fue una época tranquila como mi primaria entera me había augurado, siendo el niño grande y gordito pero bonachón que siempre fui en el jardín de niños para luego ser el niño mediano, gordito y bonachón de la primaria, juzgado por su propia maestra de primero y segundo grado como el danzante del salón, siempre fui el enano que quiere llamar la atención, seguramente por la falta de ella en casa, sin embargo jamás fui capaz de levantar mis manos contra nadie, que buena falta me hizo en esta tierna edad.
Llegando a la secundaria, como venía diciendo, con la cabeza llena de rock noventero, numetal y un poco de trova, decidí hacer un cambio, ya había muerto, junto con mis amores platónicos, como la niña de mi salón que siempre me consideró su mejor amigo y que quería besar a mi otro mejor amigo entre muchos otros que tan irrelevantes fueron que olvidé ya. ¡No! La secundaria debería ser distinta, fue el lugar, después de todo que experimenté la rebeldía. Aún recuerdo a los profesores de los que me burlé (que dicho sea de paso quiero pedir una disculpa pública a la Sra. Puff, maestra de orientación de primer año que, debido a mi falta de empatía, la mala influencia de dos muy buenas amigas y nuestro cariño por la caricatura de la esponja marina, sigo sin recordar su nombre y que tiene tatuado el apodo en mi imaginario debido a dos cosas, estaba gorda y cuando nos encaró empezó a llorar, sinceramente me arrepiento pero dudo mucho que quisiera cambiar algo tan nimio si pudiera volver en el tiempo, la señora era un bodrío, si ella no pudo controlar chamacos pendejos merecido se lo tiene, levanten sus hogueras si gustan, me lo gané) mientras me quejaba de algunos otros que, si bien a mi corta visión eran idiotas que solo iban a sentarse y pedir resúmenes, igual y no eran más que sujetos frustrados que solo quieren comer un día más y hacen lo que pueden para cumplir esta necesidad ¿que podría saber de la vida a esa edad?
No me malentiendan, amo el estudio, aprendí a disfrutarlo por la sensación de recompenza que me da saber un poco más, por eso, cuando la maestra Chunga (de esta vieja babosa si me aprendí el nombre, ¡y cómo no? después de lo que hice), de historia II nos obligaba a leer el libro y hacer un resumen del tema sin explicar nada la sangre me hervía, más que nada porque bien podría utilizar mi tiempo para hacer otra cosa, igual ella no leía nada de lo que escribíamos, estaba bien seguro y, hasta estas alturas de la vida, lo sostengo. El acabose fue cuando, uno de los profesores más apasionados que alguna vez conocí (y un buen amigo) llegó un día que Doña Chunga tuvo que ausentarse, la señora no iba a ser extrañada pero ese grupo de 2°E cambió entero cuando, en menos de 15 minutos, el profesor Pablo, explicó con una línea del tiempo y unos cuantos plumones, de memoria, toda la revolución industrial y lo que originó el inicio del siglo de las luces. Ahora les juro que es de las cosas que menos me sirven para ganarme la vida, pero sé que jamás olvidaré a ese gordito canoso tan apasionado con un tema para invitarnos a aprender del mismo. Eso hizo que, cuando llegara la doña me sintiera defraudado "esto es todo lo que el sistema educativo mexicano puede ofrecernos", "somos el grupo más discriminado por tener a todos los delincuentes menores con nosotros ¿no debíamos nosotros tener mejores maestros?" (ay, cosita). Mi plan se fraguó en este preciso momento, debía hacerle llegar mi mensaje de la manera más atenta a esta señora, simple, conciso, crudo: "Pinche chunga", el medio, la portada prediseñada de word que repite letras sin sentido, pero que si buscas se ve claramente. Era el crimen perfecto, no lo leería, nunca lo hizo, solo ponía su firma de recibido, guardaba sus cosas y se iba apresurada, presumiblemente a alcanzar al profesor de educación física, cosa que no juzgo, solo su falta de desempeño.
Vale, estoy de acuerdo, era una idiotez, ni siquiera sé por qué lo tenía que hacer, seguramente era algún problema con mis hormonas y mi cerebro inmaduro, pero los hombres están hechos por sus convicciones, es por eso que en ese preciso momento dije la mítica frase mexicana "chingue su madre, es ahora o nunca". Y sorpresivamente todo iba acorde a mis planes, de no haber sido por un cabo suelto, una de las chicas que ganaba sus calificaciones por medio de la adulación entregó su trabajo justo antes de mi, Samantha, que estoy seguro nunca leerá estás letras, un espacio en lo más profundo del infierno está apartado para ti, traicionera. Esta chica decidió que era bueno "ayudar" a la profesora a recopilar los trabajos, viendo que tanto o que tan poco escribieron sus compañeros y seguramente intentando ganar puntos extra, en ese momento de fisgonería ella vio la portada, y en el fondo de la misma, vio las letras que decían "Pinche Chunga" queriendo pasar desapercibidas entre toda la sopa de letras, cuando lo vió dijo "Maestra, ya vió lo que le escribieron" todavía tuvo que señalarle con el dedo donde y que decía para que ella pudiera estar conciente de la agresión (ni para eso servía).
Cuando lo vió preguntó quien lo había hecho (tampoco pudo leer el nombre en el documento al parecer) y finalmente, como cualquier persona con valores, tuve que enfrentar mis decisiones "fui yo profesora". Nadie más supo qué hice, solo supieron que era malo y que ahora tenía que ir a la dirección betado de la clase más pedorra y más aburrida que jamás he tenido (después claro de "bioética", historia para otro día). Al final todo esto no se quedó ahí, pues todos los profesores se habían puesto de acuerdo, como complot, de llamar a mis pobres padres, para hablar del desempeño de su hijo. Todo gracias a la profesora de física y el profesor de inglés, mis profesores favoritos pero también unas ratas chismosas, gracias a ellos no me volví un delincuente, se los agradezco.
No vivíamos la mejor de las etapas en la familia Trejo, dejando a un lado la demencia y megalomanía del Tío Carlos, vivimos una etapa difícil. Mi madre, el motor de nuestra familia así como sus cimientos la pasaba pesado, por decir lo menos, aún en duelo por la muerte de su padre y cuidando a mi padre que había tenido una recaída por una enfermedad crónica que explotó cuando yo aún tenía 7 y que ahora le pasaba factura, que para evitar morir tenía que asistir a las revisiones mensuales del área de nivel 3 del seguro social. Esta mujer, si bien no estudió más allá de la secundaria, bien podría ser enfermera emérita, gracias a su experiencia con tanto enfermo en su propia casa, después de todo ¿quién más hubiera cuidado de su padre? ¿sus hermanos? ¡jah! ¿y de mi padre?, ni mucho menos que decir de mi hermana, solo ella y, cuando podía su servidor, cuidabamos de nuestros heridos, tal vez eso detonó mi idiotez, no sé.
Aún recuerdo ese momento -ahora que hiciste cabrón- decía mi padre -¿Por qué nos mandaron a llamar? Dime antes de que te vaya peor -Añadía mi madre con una cara de seriedad digna de un interrogatorio judicial, solo faltaba el tehuacanazo. -Depende de quien te halla mandado a llamar.-Contesté, hasta eso indignado, pobre pendejo, jaja. -Pablo nos dijo que tus profesores nos andaban buscando. -Vendido por mi vecino y casi profesor de historia, que triste.-Pues yo solo insulté a la de historia. -¿que hiciste qué! -Hocicón.
La primera en recibir a mis padres fue la maestra de física, una hippie de la UNAM que conocía su materia, como no, dando clases diario cualquiera puede aprender bien su oficio -Lo siento señores, espero se encuentren bien, nos preocupa su hijo, es brillante, pero ha empezado a holgazanear, no hace tareas y no responde en clase, en mi materia no hay mayor preocupación pues ya cubrió todos los créditos pero debido a esto el está flaqueando en muchas de las materias, el maestro de matemáticas dijo que es malísimo en su materia, cosa que realmente dudo porque de ser el caso sería malo en la mía también, el maestro de inglés dice que solo hace los exámenes y participa pero a la hora de pedir las tareas no entrega nada y de español, bueno el profesor nos dijo que no tenían problemas pero la de historia fue el detonante ...
Eso me contó mi padre, mientras me regañaba aludiendo a que, si bien el profesor de matemáticas ya era viejo, el era ingeniero, obviamente sabría de matemáticas, yo por otro lado de manera futíl le decía, parafraseando a Dominic toretto en su obra de arte, que no se trataba de la maquina que condujera sino del conductor quien conduciese el auto quién hacía la conducción. Obviamente no lo conseguí convencer, menos con tremenda idiotez, pero el profesor en realidad si era un pendejo que se la pasaba hablando de su pasado a quien quisiera escucharlo, mi padre lo comprobó y me perdonó de manera tácita.
Finalmente cuando hablaron con Chunga ella pidió que estuviera ahí, que pidiera perdón y que me reprobaría, asentí, no me daban miedo los exámenes, no tanto como mi madre, pedí disculpas y en ese caótico día, antes de irse mis padres, de manera sorpresiva, el maestro de educación física los detuvo ¿de verdad? ¿a caso no lavaba bien mis perros tennis? No, simplemente, como en el sistema judicial mexicano, los convictos con demasiado valor son "perdonados" puesto en otras palabras el profesor vio a mis padres y les dijo que si bien su hijo había sido algo rebelde en estos días, aún era de los candidatos a formar parte de la escolta estudiantil, después de todo aún con materia reprobada y todo tenía uno de los 10 mejores promedios, lo cual habla muy bien de mi, tal vez, pero seguramente hablaba muy mal de mis compañeros.
Como sea, mi madre me vió con cara de rencor y orgullo, como si eso pudiese ser descrito, mientras que mi padre se reía en silencio para no alentar más mis actos criminales, el profesor de educación física me veía con una cara seria, como de militar y yo aceptaba sin problemas, no perdía nada, había ganado más y al final la tarada de mi maestra solo me pudo reprobar un bimestre, que me hizo lo que el viento a juarez porque solo bajó mi calificación a 8 en historia.

Creo que la moraleja de la historia es algo que debería remarcar aquí, tal vez sería mejor dejar al buen Rubén Blades con esa titánica tarea, después de todo él ya lo dijo en su canción.
"La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida, ¡Ay Dios! ..."

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